Al morir el Rey silo sin descendencia, su viuda Adosinda, de acuerdo con la mayoría de los magnates, quiso reconocer como rey a su sobrino, el joven Alfonso, hijo de Fruela; pero su tío Mauregato, hijo bastardo de Alfonso I , habido con una mora cautiva, llamada Sisalsa, le disputó el trono, alegando que tenía más estrecho parentesco con los reyes ateriores, ya que todos sus hermanos habían sido reyes.
No faltaron magnates perversos y ambiciosos que le animasen y apoyasen. Mauregato convocó a los descontentos pidiéndoles su ayuda y haciéndoles ver que de ser rey son Alfonso, tomaría venganza de los que dieron muerte a su padre.
MAUREGATO PUDE AYUDA A ABDERRAMÁN
Como Mauregato veía que no podía contar con la confianza de los cristianos, envió un emisario al emir de Córdoba solicitando su ayuda. el poderoso emir Abderramán, al recibir el mensaje, juzgó que era aquella una oportunidad que Alá le deparaba para humillar el orgullo del reino de Asturias y dijo al emisario : » Tomad mi más veloz corcel y volved sin tardanza a Mauregato. Le diréis: Abderramán pide que las bendiciones del Altísimo se derramen sobre su cabeza, y dice que si juráis por vuestro honor entregarle todos los años cien doncellas, cincuenta fijodalgas y cincuenta villanas, podéis contarle por vuestro aliado y él os colocará en el trono de Oviedo.»
EL TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS
Volvió el emisario a Mauregato y le dijo la bochornosa propuesta del emir. Mauregato no vaciló . Aquel bastardo tenía sangre morisca en las venas y aceptó el infamante pacto, que afea su nombre para la posteridad. El ansia de poderío le cegó y con la ayuda de Abderramán y de los ambiciosos magnates que le apoyaban, obligó al joven Alfonso a huir y buscar asilo en el país de Álava, quedando Mauregato dueño del trono.
Al año justo se presentaron los capitanes moros a reclamar lo pactado. Mauregato vióse constreñido a juntar cien doncellas. Los nobles asturianos, que no sabían nada, viendo tanto moro en Oviedo y tan inusitados acontecimientos, coligieron que se tramaba una infamia y estuvieron alertas. Los villanos que echaban de menos a sus hijas y hermanas, a su vez, tenían fundado recelo.
LAS DONCELLAS SON LIBERTADAS
Una noche cundió la noticia de que con los capitanes moros y su gente salíe de Oviedo una comitiva que levaba cien doncellas, ago de del tributo. Corrieron los asturianos para impedir que los moros se llevasen su cobranza, diéronles alcance de gloria y matando muchos capitanes moros.
Las doncellas fueronlibertadas y los caballeros, para hacer memoria del suceso, grabaron en sus armas las cabezas de los moros.
No cuentan las crónicas si en los años siguientes el emir hizo cobranza del tributo, mas dan fe cierta de que el reinado de Mauregato fue menguado, y dicen que ocupó cinco años y seis meses el trono, que había invadido titánicamente,y señalan su muerte en el 788. Fué sepultado en la iglesia de San Juan de Pravia.
Tirso de Avilés, en su obra «Casas solariegas, armas y blasones del Principado «, dice que en el sepulcro del rey Mauregato se hallaba grabada la siguientes inscripción :
HIC IACET IN PRAVIA, QUI PRAVUS FUIT
– Aquí yace en Pravia, el que fue depravado-