Por Luciano López Y García-Jove, presbítero, de su Albúm artístico e histórico

La imagen primitiva de la Santísima Virgen que se veneraba en la Santa Cueva, desde el tiempo de Pelayo, estaba toda ella tallada en madera y aparecía sentada con el Niño en el brazo. Esta imagen fue destruída en el incendio acaecido el 17 de octubre del año 1777.

La imagen actual la donó el Cabildo de Oviedo, el año 1778, para sustituir a la anterior y se veneraba en la Catedral bajo la advocación de Covadonga.

Trae puesta la valiosa corona que le regalaron los asturianos cuando se la coronó solemnemente el 8 de setiembre de 1918, con ocasión de duodécimo centenario de la batalla. Dicha corona se compone de 551 gramos de oro  y 332 de platino; tiene 1.100  brillantes, 2.046 rosas, 32 perlas, 983 rubíes y 2.572 zafiros.

La del Niño, 114 gramos de oro y 85 de platino, 52 brillantes, 759 rosas y 25 perlas.

La Virgen fue coronada por el ilustre asturiano, Emmo. Cardenal Primado, don Victoriano Guisasola, y asistieron al acto SS. MM. los reyes don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia, el Gobierno, un gentío inmenso que lo llenaba todo, y en medio de un aparato y solemnidad sin igual.

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