AURELIO , un rey que tuvo la paz sin honor rindiéndole vasallaje a Abderramán
Para suceder a Fruela fue nombrado su primo Aurelio, autor, parece, según se ha dicho de su muerte. La corona que en aquel tiempo era electiva, no pasó por las sienes del hijo de Fruela, don Alfonso, por su corta edad y también por el odio que los grandes del reino guardaban contra su padre, y no fuera después a tomar castigo y vengar su muerte.
Los historiadores dicen de Aurelio que era poco aficionado a las armas, y que en los seis años y medio que reinó no hizo cosa en paz y en guerra que sea digna de mención.
Su poca afición a las armas le llevó a pactar una paz con los árabes, en tiempo del tan temido Abderramán, rindiéndole vasallaje y comprometiéndose a entregarle todos los años algunas doncellas nobles.
Se resiste a creer que, para vivir en paz con los árabes, hubiera llegado el rey Aurelio a entregarle doncellas de la nobleza; pero no hay duda que su temor a la guerra y su cobardía, en aquellos tiempos en que el batallar constante tenía que ser la ocupación cotidiana de los primeros reyes de la reconquista, el rey Aurelio, si quiso mantener la paz con el poderoso moro, tuvo que comprarla a un precio poco honroso para un monarca cristiano.
SUBLEVACIÓN DE LOS SIERVOS
En lo que todos los historiadores están conformes y alaban su ingenio, es en haber sometido a los siervos que se habían sublevado. Los siervos sometidos por Aurelio eran naturales del país, cuya condición se parecía mucho a la esclavitud, y durante el imperio visigodo estaba acostumbrado por la costumbre y en la ley. Las armas que sus señores les dieron para luchar todos unidos contra los moros, las volvieron contra ellos durante el periodo de paz que disfrutaron en tiempo del rey Aurelio, y fue cuando éste, al ver la anarquía que podía sumirse su pequeño reino, intervino, como dice el cronista Sebastián, con maestría suma, apagando la insurrección, haciendo correcciones a los siervos, que si no los elevaron a la categoría de hombres libres, se les dulcificó su condición; y si no se les reconocieron derechos que antes no tuvieron, se les descargó, no obstante de gabelas y obligaciones.
Falleció de enfermedad el año 774 y fue sepultado en el valle de Langreo, en la iglesia de San Martín. No consta que haya tenido mujer e hijos. Es tradición que tenía su palacio residencial en el lugar de Barasoa, próximo a la antigua iglesia de San Martín, en el llamado, hoy día, concejo de San Martín del Rey Aurelio.
En el año 1882, al derribarse en Sama de Langreo una antigua capilla dedicada a San Juan Bautista, apareció en ella una inscripción en la que se hacía constar que en aquella iglesia había sido coronado Aurelio por rey.